Educación sexual
La sexualidad siempre ha sido tema tabú, pero... ¿es necesario enseñarla?
La información confusa que los jóvenes reciben sobre las relaciones, la sexualidad y el sexo influye en la transición de la niñez a la edad adulta. Es por ello, que este grupo social exige cada vez más poder recibir información confiable que los prepare para poder llevar y tener una vida segura y productiva en su entorno sin ningún tipo de inconvenientes o problemas ocasionados como causa de una mala información. Una educación sexo-afectiva enseñada de forma adecuada responde a estas exigencias de los jóvenes y les facilita la toma de decisiones en lo que confluye a las relaciones y la sexualidad. Es un tipo de ayuda que les permite desenvolverse en un mundo donde la violencia y las desigualdades de género, los embarazos no deseados o las ITS (infecciones de transmisión sexual) siguen siendo graves riesgos, tanto para la salud como para el bienestar individual.
La falta de esta educación sexual en un desarrollo tan importante, expone la vulnerabilidad frente a las conductas sexuales negativas, la explotación sexual y los abusos o discriminaciones.
La educación integral no sólo proporciona a los niños y jóvenes, progresivamente y en función de su edad, una educación basada en los derechos humanos, la igualdad de género, las relaciones, la reproducción, el comportamiento sexual de riesgo y la prevención de enfermedades desde una perspectiva positiva, poniendo de relieve valores tales como el respeto, la inclusión, la no discriminación, la igualdad, la empatía, la responsabilidad y la reciprocidad.
Por este motivo nos hemos interesado en conocer opiniones e historias sobre la Educación Sexual en los colegios y hemos conseguido varios testimonios que nos ayudan en la respuesta de la efectividad de la enseñanza de este concepto.
Otro factor importante es que la educación de hace veinte años no es la misma que la que se imparte hoy en día, pues existe un gran avance, sin embargo, en el ámbito de la educación sexual existen a día de hoy muchos prejuicios llegando a considerarse casi temas tabú en algunos colegios, como pueden ser algunos religiosos. Actos como estos dan lugar a un desconocimiento que desemboca en discriminación, exclusión social e incluso violencia sexual.
El porcentaje de importancia que se le da a la educación sexual en los centros educativos es mínimo, habiendo una gran distinción entre un colegio público y uno concertado o privado. El problema recae en la imagen que aquellos colegios privados o concertados puedan dar por lo que estos tienen una cierta limitación al trato de temas que provocan tanta controversia. De esta manera lo reconoce Mercedes Luengo, profesora de colegio concertado en Sevilla.
En los centros públicos el problema recae en la poca existencia de profesorado o profesionales con capacidad de nociones básicas para poder impartir charlas sobre educación sexual, machismo y acoso entre otras muchas problemáticas sociales.
Esta visibilidad de la educación sexual no está completamente adecuada para dar conciencia de que ser de un sexo u otro o tener una orientación sexual determinada no es razón para considerar como “peor” o “diferente”. Las raíces de ello no solo provienen de las escuelas, sino también de las perspectivas que los niños adoptan en su propia casa. Un ejemplo de ello fue en el año 2018 en un colegio de Oporto (Portugal), donde en la asignatura de Ciudadanía, barra subgénero Educación para la Igualdad de Género se les entregó a los niños una encuesta donde se les preguntaba directamente si les gustaban niños, niñas o ambos. Esta encuesta se hizo viral socialmente por la queja de la mayoría de padres, quienes no eran conscientes de la realización de la misma y a lo que no encontraban necesario exponer a niños tan pequeños a ese tipo de preguntas”. Finalmente la situación tuvo que ser investigada por el Ministerio de Educación.
“Los profesores suelen mirar para otro lado pues al ser un centro concertado el nombre del mismo se encuentra en juego”
Es una cosa que surge desde temprano en los colegios. Durante ese período, los pensamientos sexuales, las fantasías e intereses sexuales son mínimos y esa época de la vida es ideal desde el punto de vista de formar el carácter. Sino, posteriormente el problema o la falta de educación sexual se va alargando hasta épocas de rebeldía como la adolescencia, donde se incrementan los conflictos llegando a influir en las futuras relaciones sexo-afectivas.
Estas consecuencias derivadas de la desinformación las ha podido vivir Anac Noe, un tinerfeño de 34 años homosexual que recuerda su etapa escolar basada en el miedo y en la angustia.
A día de hoy el bullying en los colegios o institutos es rápidamente identificado y se intentan poner las medidas posibles para frenarlo, sin embargo, veinte años atrás los actos que se consideran como tal no tenían nombre y no se le daba la prioridad que se le debía. Anac, que vive en un pueblo pequeño de la isla de Gran Canarias, viendo ahora el significado que se le da a la palabra, es capaz de afirmar que a consecuencia de la poca concienciación e importancia que se daba y se da a la educación sexual, por ejemplo en términos de diversidad sexual, llegó incluso a sufrir distintos tipos de bullying, no solo por parte de niños, sino también de adultos.
“Yo sufrí situaciones como ir caminando por la calle y que un coche se parase y bajase la ventanilla solo para llamarme maricona y maricón o ir a comprar el pan a una tienda en la plaza del pueblo y que un grupo de señores de la edad de mi padre se dignen y te griten mientras te señalan con el dedo “¡Maricón de mierda!”.
Cada vez son más los países que reconocen la importancia de facilitar este tipo de conocimientos a los jóvenes con propósito de poder mejorar las futuras decisiones que tomen en el camino de sus vidas. De esta forma, se busca el bienestar en términos de sexualidad, derechos humanos, valores, relaciones sanas y respetuosas, normas culturales y sociales, igualdad de sexos, no discriminación, conducta sexual, violencia y violencia de género, consentimiento, abuso sexual y prácticas negativas.
Así lo confirma la UNESCO en una edición revisada de las Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad .
Según esta el aprendizaje adecuado de la educación sexual deben ajustarse a una secuencia de edades, según la cual los niños van desarrollándose así como sus capacidades. Los grupos se dividen en 8 años, 9-12 años, 12-15 años y 15-18+ años.
"La educación en sexualidad logra mejores resultados cuando los programas escolares se complementan con la participación de padres y docentes, de los institutos pedagógicos y los servicios de salud pensados para los jóvenes"
UNESCO
"La educación en sexualidad, tanto en la escuela como fuera de ella, no aumenta la actividad sexual, el comportamiento sexual de riesgo o los índices de ITS y VIH"
UNESCO
"La educación en sexualidad tiene efectos positivos, entre ellos un aumento del conocimiento de los jóvenes y una mejora de su actitud en lo que respecta a la salud y los comportamientos sexuales y reproductivos"
UNESCO